Yangshuo
Nos subimos al taxi sobre las 23:00. El taxista no hablaba ni palabra de inglés. El trayecto entre el aeropuerto de Guilin y Yangshuo es de unos 100 km, más o menos una hora y 20 minutos. Los primeros veinte km de trayecto son de autopista, pero después todo era de carretera de doble sentido. Allí fue donde alucinamos con la manera de conducir del taxista. Usaba los dos carriles y los arcenes para trazar las curvas, adelantaba por línea contínua…
A medio camino paró en una gasolinera, fue al baño y se lavó la cara… se estaba quedando dormido. Pero lo peor estaba por llegar. Unos kilómetros después, empezó a pegarse collejas para no dormirse.
Sobre las 0:20 llegamos por fin a Yangshuo, y entramos en el Fawlty Towers Hotel. Allí nos recibió el dueño y nos dio la llave de la que sería nuestra habitación durante las cuatro noches siguientes.
El hotel estaba bastante bien. La habitación era grande y el aire acondicionado no hacía ruido, lo que para nosotros era una novedad. La habitación triple nos costó 100 yuanes por noche. Además, el mismo hotel organiza excursiones y actividades a las que nos apuntamos.
Nos apuntamos a la excursión a los campos de arroz de Longsheng para el día siguiente, y nos fuimos a dormir.
28-08-2007
El viaje empezó a las 7:40 y el trayecto era de tres horas en autobús. Una vez más pudimos disfrutar de la forma de conducir en China, esta vez desde un autobús. Adelantan aunque venga alguien de frente, por líneas continuas, cambios de rasante… y todo el viaje tocando el claxon. Mientras tanto, por ambos arcenes de la carretera circulaba todo tipo de vehículos: bicicletas, triciclos, gente andando...
Sobre las 10:40 llegamos, y Chin, nuestra guía nos dijo que si queríamos, podíamos ver una demostración de danzas y cánticos de las mujeres Yao. Los Yao son una minoría que habita la zona, y sus mujeres tienen la peculiaridad de que sólo se cortan el pelo dos veces en la vida, de forma que las mayores llevan sobre sus cabezas una especie de sombrero-ensaimada formado por su pelo. Esta demostración nos costaría 60 yuanes por cabeza (es una costumbre muy fea en China la de cobrar las cosas por partes).
Entramos a la demostración, al principio de la cual nos dieron una especie de sopa de arroz que casi nadie tomó. Tal y como nos dijo la guía, hubo danzas y cantos, una demostración de una ceremonia nupcial, y al final de todo, las mujeres nos enseñaron sus largas melenas que llegaban hasta el suelo.
A medio camino paró en una gasolinera, fue al baño y se lavó la cara… se estaba quedando dormido. Pero lo peor estaba por llegar. Unos kilómetros después, empezó a pegarse collejas para no dormirse.
Sobre las 0:20 llegamos por fin a Yangshuo, y entramos en el Fawlty Towers Hotel. Allí nos recibió el dueño y nos dio la llave de la que sería nuestra habitación durante las cuatro noches siguientes.
El hotel estaba bastante bien. La habitación era grande y el aire acondicionado no hacía ruido, lo que para nosotros era una novedad. La habitación triple nos costó 100 yuanes por noche. Además, el mismo hotel organiza excursiones y actividades a las que nos apuntamos.
Nos apuntamos a la excursión a los campos de arroz de Longsheng para el día siguiente, y nos fuimos a dormir.
28-08-2007
El viaje empezó a las 7:40 y el trayecto era de tres horas en autobús. Una vez más pudimos disfrutar de la forma de conducir en China, esta vez desde un autobús. Adelantan aunque venga alguien de frente, por líneas continuas, cambios de rasante… y todo el viaje tocando el claxon. Mientras tanto, por ambos arcenes de la carretera circulaba todo tipo de vehículos: bicicletas, triciclos, gente andando...
Sobre las 10:40 llegamos, y Chin, nuestra guía nos dijo que si queríamos, podíamos ver una demostración de danzas y cánticos de las mujeres Yao. Los Yao son una minoría que habita la zona, y sus mujeres tienen la peculiaridad de que sólo se cortan el pelo dos veces en la vida, de forma que las mayores llevan sobre sus cabezas una especie de sombrero-ensaimada formado por su pelo. Esta demostración nos costaría 60 yuanes por cabeza (es una costumbre muy fea en China la de cobrar las cosas por partes).
Entramos a la demostración, al principio de la cual nos dieron una especie de sopa de arroz que casi nadie tomó. Tal y como nos dijo la guía, hubo danzas y cantos, una demostración de una ceremonia nupcial, y al final de todo, las mujeres nos enseñaron sus largas melenas que llegaban hasta el suelo.
Aquí podemos ver a estas señoras cantando:
Cuando terminamos, nos dirigimos en otro autobús a ver los arrozales de Ping’an. Son varias montañas que han escalonado para así poder plantar el arroz. Lo primero que hicimos fue ir a un restaurante que había al poco de comenzar la subida y comer. Nos costó 97 yuanes los tres. Después de comer, continuamos el ascenso por unas escaleras bastante irregulares e incómodas. Después de alguna parada a descansar, llegamos a unos miradores desde donde se puede apreciar muy bien la vista de estas montañas escalonadas.
Cuando terminamos, nos dirigimos en otro autobús a ver los arrozales de Ping’an. Son varias montañas que han escalonado para así poder plantar el arroz. Lo primero que hicimos fue ir a un restaurante que había al poco de comenzar la subida y comer. Nos costó 97 yuanes los tres. Después de comer, continuamos el ascenso por unas escaleras bastante irregulares e incómodas. Después de alguna parada a descansar, llegamos a unos miradores desde donde se puede apreciar muy bien la vista de estas montañas escalonadas.
Había gente que pasaba de subir y bajar escaleras:
Estuvimos un rato por allí, y comenzamos a bajar, ya que habíamos quedado en el aparcamiento a las 14:30 para volver a Yangshuo.
El viaje de vuelta fue de lo más peculiar. Cuando llegamos a Guilin, nos dimos cuenta de que estábamos dando demasiadas vueltas por la cuidad. Al poco tiempo, el autobús paró y se subió un niño, dio un beso al conductor y se sentó. Habíamos parado a recoger al hijo del conductor. Pero lo mejor estaba por llegar. Unos kilómetros después, paramos en el arcén y el conductor y un pasajero se bajaron… a comprar un melón!!!Después de todo esto, por fin llegamos a Yangshuo. Aprovechamos lo que nos quedaba de día para dar una vuelta por la ciudad y tomar unas cervezas. Cenamos en un restaurante de la zona por 131 yuanes, tomamos algo y nos fuimos a dormir.
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