lunes, 21 de abril de 2008

Nos vamos a Vietnam

En unos días. Concretamente, saldremos el viernes 25 por la noche, y estaremos en Vietnam, Camboya y unos días en Bangkok. Volveremos el Lunes 19 de Mayo.
Por supuesto, volveré a relatar nuestras aventuras en este otro blog. Espero que os guste y que a alguien le pueda resultar útil si piensa hacer un viaje parecido.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Cuestión de tamaño

Hablando de baños... cuando entrábamos a uno e íbamos a un urinario, si había al lado algún chino se asomaba sin pudor alguno para ver nuestro "poderío". Supongo que querrían comprobar si es verdad eso que se dice del poderío de los europeos.

Los baños

Uno de nuestros mayores "temores", a la vez que algo que despertaba en nosotros mucha curiosidad, era el tema de los baños. ¿Qué nos encontraríamos? ¿Tendrían papel higiénico? Por esto, cada uno llevamos desde aquí un par de rollos de papel y un buen puñado de paquetes de kleenex.
En todos los alojamientos donde nos quedamos los baños eran como los de aquí, en los aeropuertos normalmente eran de los que tienen un agujero en el suelo y estaban limpios, y en los bares y restaurantes... te podías encontrar cualquier cosa. En cuanto al papel higiénico, sólo había en los alijamientos y en algún aeropuerto.
Para ilustrar sigue una imágen. Corresponde al baño de un restaurante en Yangshuo. Obsérvese el cazo con agua para hacer las labores de la ausente cisterna. No saqué en la foto en agujero para no herir la sensibilidad de nadie.

Los pelos de El Pelos

Como se puede ver en alguna de las fotos, mi compañero de aventuras Marce (El Pelos) luce una larga y cuidada melena.
Durante los primeros días en China, nos fijamos en que algunos chinos le señalaban y se reían, hasta que en Xian, la guía de nuestra "maravillosa" excursión a los guerreros de terracota nos dijo que allí sólo llevaban el pelo largo los artistas. Después de esto, cuando veíamos a alguien mirando atentamente a la cabellera de Marce, le decíamos que era artista.

martes, 23 de octubre de 2007

El presupuesto

Los gastos totales de este viaje de 18 días han ascendido a 1650 euros por persona, que se han repartido de la forma:

  • Billete de ida y vuelta: 803 €
  • Vacuna Hepatitis A: 11.11 €
  • Vacuna Fiebre Tifoidea: 3.61 €
  • Visado: 25 €
  • Seguro de viaje: 25 €
  • Vuelo Shenzhen - Guilin: 56 €
  • Vuelo Guilin - Xi'an: 95 €
  • Tren Xi'an - Beijing: 53 €
  • Vuelo Beijing - Hangzhou: 83 €
  • Gastos durante el viaje: 495 €

Los gastos durante el viaje han sido:

  • Alimentación: 115 €
  • Alojamientos: 113 €
  • Transportes: 96 €
  • Turismo: 141 €
  • Otros: 29 €

Aparte de todo esto quedan las compras que realizara cada uno.

Fin del relato

Pues esto ha sido todo. En sucesivas entradas contare cosas sueltas que se me ocurran. Cuando modifique algo de lo que ya he publicado, avisaré de alguna forma.

miércoles, 10 de octubre de 2007

El viaje de vuelta

11/09/2007

Por desgracia el viaje ya llegaba a su fin, aunque todavía nos quedaba un largo día con dos vuelos. El primero salía de Shanghai hacia Helsinki a las 10 de la mañana. En el hostal nos habían metido un poco de miedo en el cuerpo al decirnos que podría haber mucho tráfico por la mañana y que podríamos tardar cerca de hora y media en llegar al aeropuerto, así que nos levantamos a las cinco de la madrugada (todavía eran en España las once de la noche anterior), y a las cinco y media ya estábamos cogiendo un taxi. Como suele ocurrir en estos casos, no había nada de tráfico así que a las 6:10 ya estábamos en el aeropuerto. Pagamos los 152 yuanes que marcaba en taxímetro y nos dirigimos a la zona de facturación. Localizamos nuestro mostrador y, como vimos que ya se empezaba a formar cola, nos pusimos al final. El mostrador abrió a las siete, tres horas antes del vuelo, y para entonces la cola ya era muy larga. Por suerte nosotros estábamos al principio y facturamos pronto. Nos dieron las tarjetas de embarque para los dos trayectos y, mientras nos íbamos, oímos como nos llamaba la chica del mostrador. Por lo visto el escáner había detectado algo sospechoso en mi maleta. Me pidió la tarjeta de embarque y me dijo que tenía que ir a una sala adyacente donde la policía abriría mi maleta.
Fui a la sala y ya tenían allí la maleta, junto con una pantalla en la que se podía ver la imagen del escáner y la zona sospechosa. Era justamente en el neceser (donde había guardado los relojes de imitación). Un poco acojonado y pensando que me iban a decir algo o incluso multarme por llevar imitaciones, abrí la maleta. Cuando la policía abrió el neceser y revisó los líquidos y los relojes, me dijo “OK”. Supongo que el escáner había detectado líquidos junto a maquinaria y eso seguirá el patrón de candidato a bomba.
Después de esto, recuperé mi tarjeta de embarque y nos dirigimos a los controles de seguridad, tras los cuales llegamos a la zona de embarque. Allí, cambiamos los yuanes que nos quedaban y esperamos a la salida del vuelo, que fue perfectamente puntual.
El avión era un Airbus A-340, con pantallas individuales en el respaldo de cada asiento. En ellas se podían ver muchas películas y jugar a juegos. Gracias a esto, el vuelo de casi diez horas hasta Helsinki se nos hizo más corto. En Helsinki esperamos algo más de dos horas a la salida del vuelo a Madrid, que también fue puntual. Este vuelo se nos hizo bastante largo porque ya llevábamos muchas horas a nuestras espaldas (nuestros culos más bien). A las ocho y veinte de las tarde aterrizamos en Madrid. Recogimos nuestras maletas, nos despedimos y cada uno cogió un camino hacia su casa, en mi caso en autobús. Por fin en casa, tocaba descansar, ver las fotos y contar aventuras, tanto en persona como en este blog.

martes, 9 de octubre de 2007

Shanghai (2)

09-09-2007

Nos levantamos, desayunamos lo que habíamos comprado el día anterior y salimos. Pasamos la mañana dando una vuelta por la Concesión Francesa y por la ciudad antígua.



Para comer, decidimos variar un poco y nos metimos a un McDonalds.
Sobre las cinco de la tarde, estábamos por los alrededores del Museo de Shanghai, cuando se nos acercó una pareja hablando en inglés. Rápidamente identificamos el guión: que de donde somos, que donde hemos estado, que cuanto tiempo llevamos en China… hasta que la chica nos dijo que su amigo y ella iban a un espectáculo de acrobacia y se ofrecieron para ir juntos. Nuevamente declinamos esta amable invitación y volvimos tranquilamente a la zona de nuestro hostal a buscar un sitio para cenar.
Entramos a un restaurante que tenía en las puerta fotos de los platos, pero cuando vimos la carta (no tenía los precios), nos fuimos para evitar tener que montar un follón después de que nos intentaran timar. Entramos al restaurante de al lado, que estaba lleno de chinos jóvenes. El personal no hablaba ni una palabra de inglés, pero muy amablemente nos trajeron un cartón en el que tenían apuntado como se escribe “pollo”, “ternera” y “pescado” en chino. Con esto, pedimos ternera y pollo, con abundante arroz y cerveza para acompañar. En la mesa había un papel en el que apuntaban todo lo que íbamos pidiendo, así como los precios. Cuando pedimos la cuenta, se llevaron el papel y vino una señora diciendo algo en chino a la vez que marcaba en la mesa con el dedo lo que parecía que era el número 120. Como según nuestras cuentas la cuenta era de 95 yuanes, le dijimos que de eso nada, por lo que después de intentarlo un par de veces más, fue a hablar con un camarero joven. Después de esta conversación entre ellos, el camarero vino y nos dijo que la cuenta era de “niti-fai” yuanes, justo lo que esperábamos. Pagamos y volvimos al hostal.


10-09-2007

Por la mañana fuimos al templo del Buda de Jade, y después a conocer un mercadillo que habíamos leído que estaba en la parada de metro de museo de ciencia. Vimos que era otro mercadillo más lleno de gente un poco pesada, así que dimos una vuelta y no tardamos mucho en irnos.



Pensando en qué podíamos hacer, decidimos ir a dar un paseo en el tren más rápido del mundo, que es el que lleva desde Shanghai hasta el aeropuerto de PuDong. Para ello, fuimos en metro hasta la estación de Longyang y seguimos las indicaciones que llevaban al “Maglev train”. Efectivamente se trata de un tren de levitación magnética que alcanza los 431 Km/h para conectar la ciudad con el aeropuerto en siete minutos. El precio del billete de ida y vuelta era de 80 yuanes. Por lo visto si llevas un billete de avión para el mismo día es más barato… pero poca gente lo llevaría, porque por lo que vimos, la mayoría de la gente iba como nosotros, en viaje de ida y vuelta simplemente para conocer el tren. Aquí tenemos un vídeo de un momento a la velocidad máxima:



Cuando volvimos a Shanghai, buscamos un sitio para comer. Tras mucho buscar, decidimos repetir en el McDonalds, ya que en los sitios que veíamos, no tenían carta en inglés ni con fotos… y como era tarde, no había más gente comiendo, así que no podíamos señalar sus platos y decir que queríamos lo mismo.
Por la tarde volvimos a la calle Nanjing y al Bund, pasando antes por la zona del museo de Shanghai. Como esperábamos, nos asaltaron varias personas para, siguiendo el guión de siempre, “invitarnos” a ir a los más diversos lugares. Decidimos seguirles la corriente y vacilarles un poco, así que lo pasamos bien. Cuando ya nos íbamos, nos encontramos con la pareja del día anterior, que casualmente debían ir otra vez al espectáculo de acrobacia (debe ser que les gustó mucho). Incluso nos reconocieron y nos saludaron.
A última hora de la tarde fuimos al Bund, para verlo mientras anochecía.



Después, volvimos hacia el hostal y fuimos otra vez a cenar al mismo sitio del día anterior. Cuando los dueños nos vieron nos saludaron efusivamente, sorprendidos de que volviéramos. Como el día anterior nos habíamos pasado un poco con la cantidad de comida, pedimos menos, así que esta vez la cuenta ascendió a sólo 53 yuanes.
Después de la cena, fuimos al hostal a hacer las maletas y acostarnos, ya que al día siguiente tocaba pegarse un madrugón de los buenos.

martes, 2 de octubre de 2007

Shanghai

08-09-2007

Queríamos ir por la mañana en tren a Shanghai, pero sabíamos que nos íbamos a encontrar con un problema en la taquilla de la estación de trenes por el idioma. Mientras nos preparaban el desayuno, pedí en la recepción del hostal que me escribieran un papel en chino con lo que queríamos (tres billetes a Shanghai en un tren D, los trenes rápidos, a ser posible). El amable chico que estaba en recepción escribió rápidamente la nota, y de paso, le pedí que nos llamara a un taxi para ir a la estación.



Subimos a la habitación, bajamos con nuestros equipajes y en un momento llegó el taxi. Una chica del hostal le dijo al conductor a dónde queríamos ir, y llegamos en unos minutos (poco después de las nueve de la mañana). Entregué el papel en la taquilla y me dieron billetes para el tren N272 (un poco más lento que los D). El tren salía a las 10:25, así que había que esperar un rato.
Llegamos a Shanghai a las 12, y seguimos las instrucciones para llegar nuestro hostal. Simplemente se trataba de coger el metro hasta la parada que nos indicaban y andar un poco… Pero se nos complicó bastante el asunto, porque debimos andar en la dirección equivocada al bajar del metro. Después de un rato andando y sin saber hacia dónde ir, decidimos coger un taxi. Fue bastante difícil, ya que todos los que pasaban estaban ocupados, pero finalmente conseguimos uno, y en unos minutos llegamos al Koala Youth Hostel. Hicimos el check-in, pagamos (300 yuanes por noche), y subimos a la habitación. Estaba muy bien, con televisión, aire acondicionado e incluso cocina. El baño estaba en el medio de la habitación (entre las camas y la cocina), y estaba cerrado por paredes de cristal!!! (eso sí, con cortinas), así que resultaba ser poco íntimo.
Salimos a la calle y buscamos un sitio para comer, con dos problemas: que era muy tarde (algo más de las dos), y que en todos los sitios que veíamos las cartas estaban exclusivamente en chino. Cuando llegamos a un sitio donde tenían en la puerta fotos de los platos, entramos. Como era tarde, éramos los únicos clientes y los camareros estaban tranquilamente sentados viendo la televisión, pero nos atendieron sin problema. Para elegir la comida, fuimos a la puerta, señalamos las fotos de los platos que queríamos y nos encomendamos a Buda. Comimos y pensamos qué hacer por la tarde.
Decidimos ir al Bund, para lo cual, cogimos el metro y nos bajamos en la parada de Nanjing Road, desde donde llegamos andando en unos minutos.
La calle Nanking estaba atestada de gente y sobre todo de vendedores. Por lo visto hace poco han cerrado el mercado de la seda de Shanghai, así que los vendedores se han trasladado a la calle. Ten enseñan sus catálogos (tienen lo que quieras), y te intentan llevar a sus tiendas escondidas. Nosotros no fuimos a ninguna de estas tiendas.
Cuando por fin llegamos al Bund, estuvimos dando una vuelta y decidimos pasar a la zona de en frente, Pudong. Para ello, fuimos por el tunel especialmente preparado para guiris, en el que cruzas en una especie de vagón de metro y vas rodeado de luces y láseres. El viaje cuesta 35 yuanes por persona, y no lo recomiendo, ya que se puede cruzar en metro. Lo que sigue es un vídeo del trayecto.



Ya en la zona de Pudong, estuvimos dando una vuelta y nos dirigimos a la torre Jinmao, que con 420 metros de altura es la más alta de China y la cuarta del mundo (bueno, lo era… creo que ya la han superado). La verdad es que la torre desluce un poco pese a su tamaño, ya que justo al lado de ella se está construyendo otra más alta. Como no está terminada, no entra en las clasificaciones, pero mide 460 metros. Miguel y yo subimos al mirador de la planta 88 (70 yuanes cada uno), desde donde la vista es bastante espectacular, a pesar de la neblina que había. Marce prefirió quedarse con los pies bien asentados en el suelo. En la primera foto se ve el interior de la torre, y en la segunra, las fos torres. La baja es la Torre Jinmao.





Después de bajar de la torre Jinmao, volvimos en metro a la zona del Bund y fuimos poco a poco andando hacia el hostal. Cuando estábamos en la Plaza del Pueblo, se acercaron a nosotros dos chicas y un chico muy amables y estuvimos charlando en inglés un rato. Nos preguntaron de dónde éramos, cuanto tiempo llevábamos en China, los sitios en donde habíamos estado… y por fin nos dijeron que nos podían acompañar a tomar algo a un sitio muy bueno que conocían, y al que casualmente se dirigían ellos cuando nos encontramos. Declinamos la invitación y continuamos nuestro camino.
Cuando estábamos llegando a nuestro hostal, paramos en un supermercado a comprar unas cuantas cosas para desayunar al día siguiente, ya que no teníamos incluido el desayuno. Dejamos las cosas en la habitación y salimos en busca de un sitio para cenar. Después de dar un par de vueltas, entramos a un sitio con pinta europea y cenamos allí. La calidad dejaba mucho que desear, pero por lo menos la carta estaba en inglés. Después de cenar, volvimos al hostal, yo miré el correo y llamé a casa y nos acostamos.

sábado, 29 de septiembre de 2007

Hangzhou

Llegamos a Hangzhou sobre las 20:30, recogimos el equipaje y buscamos algún mostrador donde conseguir un mapa de la ciudad. En uno de los mostradores, una chica muy maja nos dijo que si queríamos un taxi nos lo podía llamar, y que nos costaría 150 yuanes. Accedimos e hizo la llamada. Nos condujo al aparcamiento, donde nos esperaba el “taxi”. Debía ser un amigo, novio o familiar de la chica, que estaba a punto de embolsarse 150 yuanes por utilizar su coche a modo de taxi. Nos llevó a la ciudad, y al hostal… pero a otro que había en la misma calle!!! En recepción nos dijeron que estaba un poco lejos para ir andando. Intentamos comunicarnos con el “taxista”, pero era imposible, no hablaba nada de inglés y no quería entendernos. Optamos por mandarle a la mierda y salir a la calle a por un taxi de verdad. Por 10 yuanes nos llevó a nuestro hostal, el Hangzhou West Lake Youth House, a orillas del Lago del Oeste.
Este es el único hostal donde compartimos habitación, ya que me fue imposible encontrar una habitación triple en Hangzhou, así que nos quedamos en un dormitorio de cuatro camas. Hicimos el check-in en recepción, nos dieron la tarjeta para entrar a nuestra habitación y nos dirigimos a ella. Intentamos abrir la puerta varias veces sin conseguirlo, hasta que nos abrieron desde dentro… el que iba a ser nuestro compañero había cerrado por dentro. Era un chico colombiano que por suerte nos habló en español antes de darnos tiempo a decir toda clase de improperios.
Las camas, las más incómodas del viaje. Eran unos “colchones” de unos tres centímetros de grosor sobre unas tablas de madera, así que se puede suponer lo duro que era eso.
Tras dejar las cosas en la habitación, bajamos a la recepción y llamé a Alex con el Skype. Quedamos en vernos al día siguiente a las once de la mañana, pero como no sabía dónde estábamos, quedé en llamarle desde un teléfono y pasarle con el personal del hostal para que se lo explicaran. En el mostrador de recepción me dijeron que llamara desde el teléfono que tenían allí, les pasé con Alex y se lo explicaron sin problemas.
Después de esto, cenamos y nos acostamos.


07-09-2007

Nos levantamos, desayunamos y salimos en busca de un cajero para sacar dinero, ya que estábamos un poco escasos. Volvimos al hostal justo a las 11, y nos estaba esperando nuestro amigo Alex. Nos dijo que lo mejor que podíamos hacer era alquilar unas bicicletas para recorrer el recinto del Lago del Oeste, y así lo hicimos. Nos costaron 10 yuanes la hora cada una, y con ellas dimos una vuelta al lago parando un par de veces en dos horas.



Dejamos las bicicletas y cogimos un taxi para ir a comer a un sitio donde Alex nos dijo que se comía bien y barato. El restaurante era completamente chino, yo creo que no habían visto por allí nunca a un turista. Evidentemente las cartas estaban en chino, así que fue Alex el encargado de pedir la comida.
Después de comer fuimos en taxi al parque de Feilaifeng, que es un parque a las afueras de la ciudad donde, además de un templo, hay un gran número de grutas con figuras de buda talladas en las paredes. Compramos las entradas (35 yuanes cada una) y nos despedimos de Alex, que se tenía que ir a hacer cosas para la universidad.



Estuvimos un buen rato recorriendo el parque y subiendo y bajando la colina que tiene en medio, y volvimos a la ciudad. Tal y como nos había advertido Alex, era muy difícil encontrar un taxi para volver, pues eran la seis de la tarde y por lo visto a esa hora hay un cambio de turno entre los taxistas. Fuimos a la parada de autobuses y volvimos a la ciudad en bus.



Estuvimos dando una vuelta por las calles del centro y por un mercadillo, y cuando nos cansamos entramos a un bar a tomar unas cervezas. Era un bar muy pequeño en el que nos fue muy difícil comunicarnos, pero lo conseguimos. Lo más difícil fue explicar cuando terminamos las cervezas que habíamos pedido que queríamos otras tres, no la cuenta. Después de las cervezas, fuimos a cenar a un mercadillo que había cerca, donde toda la comida estaba ensartada en pinchos, como en el mercado de Beijing, pero aquí no había bichos extraños. Lo que se ve en la foto son calamares (y a Marce).



Después de cenar, volvimos al hostal y nos acostamos. Vimos que nuestro compañero de habitación se había ido, así que aproveché para coger su "colchón" para juntarlo con el mío y así dormir un poco más cómodo.